Un menú que hace un viaje gastronómico a las raíces de Latinoamérica

El restaurante Raíces South American Fine Cuisine, del hotel JW Marriot, lanzó un nuevo concepto innovador y una experiencia gastronómica que celebra los auténticos sabores y tradiciones culinarias de Latinoamérica
Los chefs del JW Marriott Quito emprendieron un fascinante recorrido por los distintos países de Latinoamérica, explorando sus innumerables tesoros gastronómicos. La selva amazónica, los altiplanos andinos, las costas del Pacífico y los valles frutales fueron la inspiración para la creación de un menú único y auténtico.
«Nos hemos sumergido en las historias y leyendas, trasmitidas de generación en generación, para honrar a los ancestros que nos legaron estos tesoros culinarios», señaló Diego Herrera, chef del restaurante Raíces.
Es así como la amplia variedad de carnes, especies y vegetales originarios de la región se combinan en una presentación gourmet de platillos y postres con innovadoras decoraciones. Cada uno de los platos, resalta la riqueza de la tierra y cuenta una historia de los orígenes latinos a través de recetas tradicionales.
La carta completa se compone de 28 platos y ocho postres, mientras que el menú degustación consta de ocho tiempos, que son complementados con un selecto maridaje de vinos, y que además se puede disfrutar con el ají hecho en piedra.
Según Herrera rescatar los sabores ancestrales ha sido la misión del restaurante Raíces.
Una experiencia para todos los sentidos

Pirarucu ahumado en hojas de achira, servido en salsa de coco y piña
El nuevo menú se presentó ante la prensa con una degustación de seis tiempos. El primer plato fue un bollo tradicional, relleno de albacora. Para el maridaje se usó un albariño español, con toques salinos de la zona costera del norte de España.
Mientras se servía este platillo, el chef explicó cómo se realizaba el ají de piedra con cebolla, hierbitas, jugo de tomate de árbol y pepas de sambo. En cada mesa se colocó un plato de ají para acompañar todos los platos.
El segundo plato fue un pulpo anticuchado pasado por el grill, servido con salsa de ají panca, papas chauchas salteadas, salsa de olivas negras, maracuyá y alioli. Este se acompañó de vino Pinot Noir.
Después se sirvió una deconstrucción del tradicional seco de chivo de la sierra ecuatoriana, crocante de trigo, esferas de aguacate, maduro y papa, con cerveza Antisana Latitud Cero, tipo Weizenblock Dunkel alemana.
Y como último plato fuerte un Pirarucu ahumado en hojas de achira, servido en salsa de coco y piña, con yucas tempurizadas en tinta de calamar y piñas grilladas. El ahumado se realizó frente a los invitados lo que le dio un toque más especial.
De esta manera se estimuló todos los sentidos, pues los invitados podían ver como se preparaban los platos, escuchar y oler el fuego. Degustar los platillos y sentir cada uno de sus acompañamientos.
De postres se sirvió un creme brulée en una costra de chocolate amargo, con arándano y menta fresca. Y finalmente, un panal helado que consiste en sorbete de limón y naranja con salsa toffee de maracuyá, helado de romero y garrapiñado de piñones.